A veces uno no sabe el porqué pero te ves como obligado a decir ¡¡GRACIAS!!. Bueno, más que obligación digamos que es de justicia, por necesidad. La vida te sonríe de mil maneras, no te imaginas cómo cada momento que pasa a tu alrededor ocurren cientos de cosas que te hacen emocionarte, sentirte bien. Y es que así estoy. Estoy pletórico, a bien conmigo mismo. Veo que a mi alrededor surgen amistades de verdad, que apuestan por tí, que están dispuestas a ayudarte, que siente el latír de tu corazón. Que te miran a los ojos y no te dicen nada, simplemente asienten contigo, te contagian de su alegría y celebran tus exítos.
La huerta la encuentras como nunca. Pletórica. Es la alegria de la primavera, que es generosa contigo, que premia tu esfuerzo, que es una prolongación de la energía interior que llevas. Son unos días de encuentro con amigos que nunca has visto, de gentes que te saludan de verdad, de vecinos que se preocupan por tu bienestar, del amigo que te llama por teléfono y simplemente te dice ¡Hola ! "Solo quería saludarte, saber cómo estas". De tu madre que en días sucesivos se preocupa por tu salud, por tu bienestar. De los hermanos dispuestos a ayudarte. De personas a las que realizas entrevistas para la prensa y ves que estás colaborando con un proyecto justo, para el bienestar de los demás. Que eres capaz de escuchar atentamente.
Miras hacia atrás, y necesariamente debes darle gracias a la vida: el arroz ya no se te pega, las patatas las cueces que parecen delicatessen, el horneado de pavo te sale que ni en El Corte Inglés, el marisco lo cueces ya en su punto, fresco, jugoso.... el arroz con leche está para chuparse los dedos, las natillas ¡vamos! ¡para caerte de culo! las gambas al ajillo en su punto de picante..... Es una primavera pletórica de buenas energías. Es el goce y el disfrute de vivir.
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